La semana pasada, tuve la suerte de poder asistir al Congreso Internacional de Adicciones llevado a cabo por la Asociación Española de Psicología Sanitaria (AEPSIS). Aprendí y disfruté muchísimo escuchando a tantos profesionales, y quería compartir con vosotros un tema que me encanta y que está a la orden del día: la adicción a las Redes Sociales.
Para ello, me voy a basar en mi propia experiencia trabajando con población infanto-juvenil y en la ponencia que hizo Marc Masip, psicólogo experto en adicciones a las Nuevas Tecnologías ya que fue una de las que más disfrute escuchando.
Índice
¿A qué nos referimos cuando hablamos de adicción?
Una adicción, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una enfermedad física o psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia o actividad. A pesar de que hoy nos centraremos en una adicción comportamental, como son las Redes Sociales, lo que ambas tienen en común, es que afectan al circuito de recompensa del cerebro, generando cambios que dificultan el control de impulsos.
El circuito de recompensa es un sistema cerebral que se activa cuando tenemos experiencias gratificantes o cuando sentimos places, liberando dopamina, un neurotransmisor clave en la motivación y en el refuerzo de estas conductas. En una adicción, este sistema está sobreestimulado, por lo que genera niveles anormalmente elevados de dopamina. Esto provoca que con el tiempo se necesite más de ese estímulo para sentir el mismo placer, debilitando el autocontrol y reforzando el comportamiento compulsivo.
¿Cómo aplicamos esto a la adicción a las redes sociales?
Las redes sociales están diseñadas para captar y mantener nuestra atención, utilizando mecanismos que activan este circuito de recompensa. Al recibir un «like» o una notificación, el cerebro libera dopamina, generando una sensación de satisfacción. Dado que estas recompensas son variables (en algunas publicaciones o historias tenemos muchos «me gusta», en otras pocos), el cerebro está constantemente «esperando» ese refuerzo positivo, lo que nos lleva a revisar las redes de manera compulsiva.
Además, Instagram, TikTok, Facebook, YouTube, etc., personalizan los contenidos a través de algoritmos, mostrando justo lo que creemos que nos gustará, lo que incrementa aún más la liberación de dopamina.
A largo plazo, el uso excesivo de redes sociales puede provocar que una persona necesita pasar cada vez más tiempo conectada para obtener el mismo nivel de satisfacción. Esto genera interferencia en la vida real, por lo que las interacciones sociales o actividades que nos gustaban pierdan su atractivo.
¿Cuáles son los síntomas de la adicción a las redes sociales?
Identificar si una persona está desarrollando una adicción a las redes sociales no es sencillo, debido a que es un comportamiento muy arraigado en la sociedad actual y que se ve como normal. Sin embargo, los síntomas más comunes son:
- Uso excesivo. Pasar muchas horas al día consultando las redes sociales, llegando a perder la noción del tiempo.
- Pérdida de control. Incapacidad para reducir o controlar el tiempo que pasa en redes.
- Ansiedad o irritabilidad cuando no puede acceder a las redes sociales, lo que se conoce como Nomofobia o FoMO (Fear of Missing Out).
- Aislamiento social. Disminución de interacciones sociales, prefiriendo relaciones virtuales.
- Interrupción del sueño. Dormir menos horas de lo que es saludable y/o que este sea de baja calidad por usar las redes sociales antes de dormir. Pincha aquí para saber más.
- Descuidar obligaciones. Dejar de lado tareas importantes en el trabajo, estudios o en la vida personal por pasar demasiado tiempo conectado.
- Comparación social constante. Sentimientos de baja autoestima o envidia al comparar tu vida con las que muestran los demás en las redes.
- Disminución de otras actividades. Pérdida de interés por hobbies o actividades que antes resultaban placenteras.
¿Qué estrategias utilizar para prevenir y tratar la adicción a las redes sociales?
Combatir la adicción a las redes sociales es complicado, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad que fomenta el uso constante de estas plataformas. Sin embargo, existen diversas estrategias que pueden prevenir o reducir esta adicción:
- Establecer límites de tiempo. Podemos utilizar aplicaciones que controlen el tiempo que pasamos en cada red social o fijar horarios específicos para revisar las plataformas.
- Desactivar notificaciones. Puede ayudar a reducir la tentación de revisar las redes con tanta frecuencia.
- Priorizar actividades offline. Fomentar el tiempo de calidad con amigos y familiares, practica deportes o actividades que nos gusten o al aire libre puede reducir la dependencia de las redes.
- Mindfulness digital. Desarrollar conciencia sobre el uso de redes sociales puede ayudar a identificar cuándo el uso se está volviendo problemático. Estar atento a los momentos en los que revisamos el teléfono automáticamente o sin un propósito específico puede ser el primer paso para cambiar ese hábito.
- Buscar ayuda profesional. En casos graves o que escapen de tu control, lo mejor es consultar a un profesional.
Conclusiones
La adicción a las redes sociales es un fenómeno creciente que afecta tanto el bienestar emocional como las relaciones personales y la productividad diaria. Su impacto se debe al uso compulsivo y la dependencia de la dopamina, que refuerza la necesidad de revisar constantemente las plataformas. Identificar los síntomas y establecer límites es clave para recuperar el control y mantener un equilibrio saludable entre la vida digital y la real. Reconocer el problema es el primer paso para prevenir consecuencias más graves en la salud mental y la calidad de vida.