Regreso a la rutina académica: 5 estrategias para adaptarse

El inicio de un nuevo curso escolar a veces es un desafío tanto para los estudiantes como para sus familias, que después de las vacaciones ven como tienen que volver a una rutina académica, que al principio se hace complicada.  

Las expectativas, los nuevos retos académicos, y el equilibrio entre lo personal y lo escolar pueden convertirse en fuentes de tensión. Sin embargo, con las estrategias adecuadas, podemos hacer que esta transición sea mucho más suave y fácil. 

En este artículo, veremos cómo volver a la rutina académica de forma organizada, proporcionando herramientas para adaptarse al nuevo curso de forma productiva y equilibrada, ayudándote a sentirse más preparado y seguro en tu día a día. 

Organización y planificación

Una de las claves para empezar con buen pie nuestra rutina académica es la organización. Cuando sientes que tienes el control sobre las tareas, plazos y actividades, cortas el paso al estrés. 

Para empezar, es muy importante tener un calendario o agenda que contengan todas las tareas importantes: actividades, fecha de exámenes, actividades extracurriculares, etc. Esto nos va a permitir visualizar de forma clara la carga de trabajo y distribuirlo a lo largo del tiempo como más nos convenga, sin dejar nada atrás. 

Proponte metas pequeñas y alcanzables a corto y medio plazo, para no sentir esa sensación de descontrol y agobio. Por ejemplo, divide actividades grandes, en pequeñas partes más manejables. 

Algunas aplicaciones de gestión del tiempo o recordatorios que podemos descarga en nuestro móvil pueden ser también muy útiles a la hora de organizarnos, ya que nos permitirá optimizar el tiempo y mantener un seguimiento aquello que tenemos que hacer.  

Gestión del tiempo

La gestión del tiempo es una habilidad crucial para cualquier estudiante. Muchas veces, el estrés surge porque puedes sentirte sobrecargado con tareas que parecen no tener fin. Sin embargo, aprender a manejar el tiempo de manera eficiente puede aliviar esta sensación.

Una técnica popular es el Método Pomodoro, que consiste en trabajar durante 25 minutos y luego tomar un descanso corto de 5 minutos. Después de cuatro «pomodoros», se toma un descanso más largo. Hay aplicaciones para este fin, que harán el método más sencillo. Por ejemplo, Pomodoro Timer, para ordenador; o Focus To Do para todo tipo de móviles. 

Este método ayuda a evitar la fatiga y fomenta la productividad sin llegar al agotamiento. También es fundamental aprender a priorizar tareas: identificar qué actividades son más urgentes o importantes y abordarlas primero, dejando aquellas que lo sean menos para después.

Igualmente, es clave planificar descansos. A veces, los estudiantes se enfocan tanto en sus estudios que olvidan que el cerebro necesita pausas para funcionar de manera óptima. Un descanso de calidad permite recargar energía y mejorar el rendimiento.

Adaptar hábitos de sueño y alimentación

Un aspecto crucial, pero a menudo pasado por alto, es el autocuidado básico: sueño y alimentación. La falta de descanso o una dieta poco equilibrada pueden incrementar los niveles de estrés y dificultar el rendimiento escolar.

El sueño es fundamental para el bienestar físico y mental. Dormir entre 7 y 9 horas por noche es esencial para consolidar el aprendizaje y mejorar la concentración. Una rutina de sueño regular, ir a la cama y despertarse a la misma hora todos los días incluyendo los fines de semana, ayuda al cuerpo a adaptarse al nuevo ritmo. Si se interrumpen los patrones de sueño, puede aumentar la dificultad para concentrarse y aumentar el agotamiento mental. 

En cuanto a la alimentación, una dieta rica en nutrientes proporciona la energía que el cuerpo y el cerebro necesitan para funcionar correctamente. Comidas equilibrados y saludables, que incluyan frutas o frutos secos, pueden mantener los niveles de energía estables a lo largo del día. Evitar el consumo excesivo de cafeína o azúcar también es clave, ya que estos pueden interferir con el sueño y provocar picos de energía seguidos de caídas, lo que afecta la concentración.

El apoyo social

La vuelta a las clases no solo trae consigo desafíos académicos, sino también sociales. Tener una red de apoyo sólida es fundamental para gestionar el estrés. Los amigos, la familia y los profesores pueden desempeñar un papel clave para propiciar un entorno positivo y estimulante, que mejore nuestro bienestar general.

Los amigos no solo ofrecen compañía, sino también un espacio para compartir preocupaciones, desahogarse y encontrar apoyo emocional. Un buen círculo de amistades puede ayudar a aliviar la sensación de estar solo en momentos de estrés y, además, motivar en los momentos difíciles.

El papel que juega la familia es igualmente crucial. Los padres deben estar atentos a los cambios de humor o comportamiento de los hijos y promover un ambiente de comunicación abierta. Escuchar activamente, sin juzgar, y ofrecer apoyo emocional es esencial para que se sientan comprendidos y apoyados.

Por último, los profesores también son una fuente importante de apoyo. Si te siente abrumado, hablar con un docente de confianza puede ser una buena manera de encontrar soluciones, ya sea mediante ajustes en las tareas o consejos sobre cómo gestionar mejor el tiempo.

Equilibrio entre el estudio y el tiempo libre

Uno de los mayores errores que a veces cometemos al regresar a la rutina escolar es dejar de lado aquellas actividades que nos gustan. Es fácil caer en la trampa de pensar que cuanto más tiempo se dedica a estudiar, mejor será el rendimiento. Sin embargo, el exceso de estudio sin descanso puede generar agotamiento físico y mental, afectando negativamente la productividad.

Hacer ejercicio, practicar hobbies, salir con amigos o simplemente disfrutar de un tiempo libre puede ayudar a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Actividades como practicar deporte o tocar un instrumento musical no solo permiten liberar tensiones, sino que también ayudan a mejorar la concentración cuando llega el momento de estudiar de nuevo.

El equilibrio entre la vida académica y el ocio es clave para mantener una salud mental positiva durante el curso. 

¡Cuando permites relajarte, regresas a tus estudios con más energía!

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